¡Policía de Fátima!

Fatima acaba de escribirme para decirme que cuando sea mayor quiere ser policía, para poder atrapar a todos los ladrones.

Al principio, la valentía de los policías en la lucha contra el crimen ha sido una inspiración para una niña de seis años que crecía en las comunidades rurales mayas de Chimaltenango. Rompiendo el mundo del servicio policial dominado por hombres, puedo ver el futuro de Guatemala y, de hecho, más allá también estará en las manos seguras de mujeres valientes. La gente dormirá segura en sus camas por la noche solo porque hombres y mujeres rudos estarán listos para infligir violencia a quienes los dañarían. ¡Pero nos atrevemos a pedirle a Fatima, la heroína que lucha contra el crimen, que salga en la oscuridad de la noche vestida y asegurándose de que todo esté a salvo!

Nunca supe cuán inteligente y artística era Estephanie (mi ex niña apadrinada y ahijada) hasta que ilustró una escena en la que Fatima en su traje persigue a un ladrón con una pistola en la mano. Me encantaba su soberbia imaginación, sobre todo llevar un anillo de policía y dar vida a mi propia historia de un incidente que me sucedió cuando tenía 21 años.

Era una mañana punta alrededor de las 8 de la mañana y viajaba 15 millas en transporte público a la escuela en la bulliciosa ciudad de Colombo, Sri Lanka. La noche antes del amanecer, mi mamá estaba de guardia en el hospital por la noche y estaba a punto de terminar su trabajo y regresar a casa esa mañana. Tenía un billete de autobús en mi billetera, que siempre llevaba en el bolsillo de mi pantalón. Mi viaje tuvo que hacerse a través de un servicio de tránsito, así que me bajé en mi primera parada y comencé a caminar hacia mi siguiente parada de autobús.

Estaba a punto de preparar mi dinero en efectivo para el boleto de autobús y me di cuenta de que había perdido mi billetera dentro del autobús lleno de gente que viajaba antes. Incluso hasta el día de hoy, no puedo recordar si se cayó accidentalmente donde estaba parado y luego me senté, o si alguien lo robó.

El segundo tramo de mi viaje fue igualmente largo con atascos y ruido en el corazón de Colombo, pero no tenía dinero en la mano para ir a la escuela ese día. De pánico y desesperación, recuerdo que extendí mi mano en medio de la carretera principal para detener mi autobús, que se acercaba a la siguiente parada donde me dirigía para tomarlo.

Mientras estaba varado brevemente en medio del tráfico de Colombo, me apresuré a explicarle al conductor que perdí mi billetera y no tenía dinero para dar, pero le pregunté si me dejaría en el hospital de mi madre. Me preguntó frenéticamente mientras el autobús se alejaba para entrar y también me dio un asiento.

Cuando era muy pequeña, algunos días mi madre solía llevarme y mantenerme en las dependencias del personal mientras estaba de servicio, pero eso fue hace unos 10 años (para entonces), así que solo tenía un vago recuerdo de cómo llegar a ella. sala.

Me bajé del autobús y agradecí al conductora de autobus y al conductor con mi más profunda satisfacción por darme un viaje gratis esa mañana. Luego, seguí el camino de mi memoria de la infancia para encontrar a mi madre. Todavía recuerdo la avalancha de recuerdos durante mi breve paseo, ahora considerado el hospital infantil más grande del mundo y que finalmente llegó a su sala. Mi mamá estaba en shock al verme allí, así que le expliqué lo que sucedió. Ella me dio algo de dinero en efectivo para tomar un autobús para ir a la escuela.

Durante nuestra pausa para el almuerzo, recibí una llamada telefónica de la recepción de la escuela preguntando por mí. La recepcionista me preguntó si había perdido mi billetera esta mañana. Me quedé sin palabras por un momento pensando cómo se enteró de esto, pero luego descubrí que recibió una llamada telefónica del Sr. xxx que trabajaba en una empresa cercana y viajaba en el mismo autobús y encontró mi billetera.

Vio mis datos para ponerse en contacto con la escuela y me pidió que fuera a verlo, así que me dieron instrucciones para llegar a su lugar de trabajo. Sorprendentemente, estaba a solo una corta distancia a pie de la escuela. En nuestra reunión me dijo que no quedaba dinero en la billetera cuando lo encontró antes de entregarlo. Una vez más, no podría estar lo suficientemente agradecido por su amabilidad al devolverme la billetera vacía ese día.

Mientras tanto, mi mamá había regresado a casa y estaba muy molesta todo el día pensando en mi encuentro. No teníamos teléfono para comunicarnos y ella desconocía por completo lo que sucedía durante el día en la escuela. Así que, para su gran alivio, le di las últimas noticias del día a mi regreso por la noche.

El día con tal drama en desarrollo fue lo suficientemente memorable como para recordar la belleza de la bondad humana: el conductor del autobús, el extraño / caballero, pero quienquiera que haya recogido mi dinero hace unas tres décadas está ahora en el libro de registros de "Police Fatima", pendiente de investigación!